domingo, 8 de enero de 2012

AÑO NUEVO, VOCES NUEVAS



Con el año nuevo, el nuevo gobierno ha empezado a hablar. El Presidente Rajoy no, el Presidente se reserva para más tarde, en un mejor momento “procesal” como nos anuncia la todopoderosa Soraya. Y es que las cosas que se dicen poco tienen que ver con las que se decían hace tan solo unos meses y eso enfada al personal, aunque mucho más le enerva lo que se hace. Y entre lo que dicen y lo que hacen, más lo que dicen que van a hacer: todos de los nervios. Porque no me dirán ustedes que no tiene guasa el anunciar, como que no quiere la cosa, una ley para supervisar los presupuestos de las Comunidades Autónomas antes de ser aprobados, que se mire como se mire no es más que una clara limitación al autogobierno. Es la censura previa, así de claro. Y por supuesto los que gobiernan estas Comunidades, siempre y cuando no sean del PP, han puesto el grito en el cielo. También lo ha puesto el representante del PNV, Sr. Aitor Esteban, que vio además la posibilidad de echarle un “taire” al Lehendakari López olvidándose de revisar antes los comunicados que la Lehendakaritza había hecho condenatorios del intento. ¡Otra vez será Sr. Esteban, que hay que estar más atento! Es lo que hace el PP- alcalde Maroto, nuestro particular “verso suelto”, que no pierde oportunidad de desmarcarse de su partido para expresar su opinión contraria a alguna de las decisiones que aquel toma, como en el triste caso de Garoña. Bien. Así se van forjando perfiles políticos los alcaldes emblemáticos, no olvidemos a Odón Elorza, el caído alcalde donostiarra frente a los incendiarios, o al inigualable Azkuna que tan bien maneja la mano izquierda, o al mismísimo Jose Ángel Cuerda que llegó a seccionar un partido e ir ganando elecciones militando a un lado y otro de la brecha. Quizás ganaría fuerza la postura acompañada de una huelga de hambre, como hizo su homónimo de Oion, frente a la Presidencia de Gobierno, en este caso, Moncloa. O encadenándose a la verja de la Central Nuclear, que es otra opción, a la que se recurre con frecuencia. Pero no demos ideas, y mucho menos pidamos milagros, que hay que entender que con cambiar las cosas de sitio, ya tiene bastante trabajo. 

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